Vuna (el sucedáneo vegano perfecto del atún)
El veganismo es una filosofía de vida fundamentada en el rechazo al uso de animales o productos de origen animal a todos los niveles (alimentación, indumentaria, cosmética, experimentación, medicina o entretenimiento). Como doctrina se define en tres ámbitos: estilo de vida, posicionamiento filosófico ético e ideología política.
El término 'veganismo' es diferente al término 'vegetarianismo' y por tanto no deben confundirse.
Si bien desde la más remota antigüedad han existido personas en cualquier cultura, religión y/o civilización que decidían abstenerse del consumo de animales, no es hasta la segunda mitad del siglo XIX cuando empiezan a usarse los términos 'vegetariano' y 'vegetarianismo' como una forma de alimentación y estilo de vida. En 1847 se creó la primera sociedad vegetariana en el Reino Unido. Aunque hubo disputas dentro de todas las sociedades vegetarianas creadas a partir de entonces en Europa y Estados Unidos en torno al consumo de productos de origen animal, como huevos y lácteos, nunca se llegó a un acuerdo hasta que en 1944 uno de los miembros de la sociedad vegetariana británica, Donald Watson (1910-2005), vegetariano desde 1924, decidió acuñar los términos 'vegano' y 'veganismo' para distinguirse definitivamente de la polémica, creando simultáneamente la primera sociedad vegana del mundo (Vegan Society). A partir de entonces quedó la distinción hecha y los objetivos de ambos movimientos se diferenciaron por completo.
De esta manera los veganos se centran primero y principalmente en la cuestión de los animales por motivos éticos (a su juicio) e incluso ambientales como justificación de apoyo, pero el tema de la salud queda en segundo plano. Esto podemos observarlo en el tipo de dietas que se planifican desde el veganismo (motivo principal por el cual me produce sentimientos encontrados y gran rechazo a pesar de las simpatías iniciales, sin contar la actitud dogmática o de superioridad moral que muchos activistas veganos exhiben). Esas dietas están plagadas de ultraprocesados veganos muy insaludables, donde se busca promocionar la creación de productos comestibles que sean simples sucedáneos de los alimentos de origen animal, principalmente carnes y pescados (aunque también huevos y lácteos).
El caso comentado aquí es muy paradigmático y un claro ejemplo. Se trata de un sucedáneo vegano del atún, llamado vuna y creado por la empresa Garden Gourmet, filial de Nestlé (una de las mayores empresas multinacionales alimentarias dedicadas a la preparación y venta de ultraprocesados).
Garden Gourmet se dedica en su mayoría a diseñar, crear y comercializar sucedáneos veganos y ovolactovegetarianos de la carne procesada (principalmente hamburguesas, escalopes, nuggets, embutidos y fiambre). Pero suelen ser productos mediocres en textura y sabor, es decir, que no cuelan de manera creíble como sucedáneos, con un gran inconveniente: los precios son excesivamente caros.
Pero el caso de este producto, vuna, es tan sorprendente, que, a mi juicio, merece un comentario.
Todos los sucedáneos veganos de la carne y el pescado son, más o menos, a grandes rasgos, similares. Se trata de intentos con mayor o menor acierto, pero todavía lejanos a un verdadero acierto.
Como perfecto comensal que siempre tiene hambre y disfruta al máximo de la comida desde que tiene uso de la razón, soy un culo inquieto, curioso a más no poder y con ganas de probarlo todo.
Los sucedáneos veganos de la carne y el pescado me encantan y me enganchan, no porque añore a ningún nivel la carne y el pescado (no soy vegano y me repugna la carne y el pescado), sino porque son ultraprocesados perfectos.
Nunca me ha parecido que los sucedáneos veganos sepan a carne o pescado, aunque algunos productos, como el bacon de Divina Teresa o los filetes estilo merluza de Heura sean lo más cercano a parecerlo (entre otros). Pero sí tienen el mismo efecto adictivo y proatracones incontrolables que el resto de ultraprocesados.
En cambio, Nestlé, a través de su empresa filial Garden Gourmet, ha conseguido, por primera vez a mi parecer, crear un verdadero sucedáneo vegano del atún enlatado en aceite vegetal que es, prácticamente, indistinguible del atún real, en sabor, en color e incluso en textura, algo sinceramente muy pero que muy difícil de conseguir con los ingredientes principales que usan: proteína de guisante y gluten de trigo.
Por descontado que esto no es una apología de vuna como si fuera un producto saludable (no, no lo es). Se trata de un ultraprocesado a base de proteína de guisante y gluten de trigo, con aceite de nabina (colza) y mucha sal (0,9 gramos).
Pero si eres vegano y te gusta el atún enlatado, o si, como es mi caso, te da asco el pescado, pero te gusta el sabor o la experiencia que te aportaba el atún, no tienes por qué preocuparte más, pues vuna es exactamente igual que el atún de toda la vida pero sin atún de verdad. El mayor inconveniente tal vez sea el precio, ya que vale una exageración desproporcionada: 5,50 euros un bote de cristal con apenas 175 gramos.








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