Las extravagancias de Diego Conesa y el SCDA en nombre de la salud
Una de las extrañas ideas más populares aunque equívocas en el ámbito de la alimentación y la salud es que los alimentos pueden curar las enfermedades.
Esa extraña idea puede ser bastante inofensiva cuando hablamos de patologías infecciosas estacionales, dolores leves y otras tantas molestias o achaques que, por norma general, se curan solos, hagamos lo que hagamos, o bien nos adaptamos a ellos y aprendemos a convivir juntos si no tienen solución pero nuestra vida e integridad no peligra.
El problema llega cuando hablamos de enfermedades graves, crónicas y degenerativas, que nos posicionan en un estado de intensa vulnerabilidad, pues, la verdad, nada es comparable en el mundo humano a perder la salud, pues solo la salud lo es todo (tanto a nivel físico como psíquico) para vivir una vida óptima y decente, con la "sentencia de muerte" pendiendo cual espada de Damocles sobre nuestras cabezas.
Y ahí, aprovechando una de las mayores vulnerabilidades humanas que afecta a cualquiera que se encuentra en la difícil vicisitud de perder la salud, es donde se sitúan una serie de humanos particulares, defendiendo una de las más peligrosas creencias que hemos inventado como especie: que las enfermedades son provocadas por la dieta (lo cual es cierto con matices y hasta cierto punto) y que con una contradieta correctiva se curan (lo cual nunca ha podido demostrar ser cierto y en cambio, sí ha demostrado ser muy peligroso).
Es cierto y tenemos evidencia de sobra hoy, que la dieta malsana provoca once millones de muertes al año y por tanto, es el mayor factor de riesgo que existe con diferencia, pero eso no significa que sea la única causa ni que tampoco se desarrollen las enfermedades si comemos fatal. Lo mismo pasa con el tabaco: la mitad de las personas que fuman enfermarán y morirán por culpa de fumar, pero la otra mitad no. Cuando hablamos de que comer frutas y verduras en abundancia previene ciertos tipos de cáncer, o las enfermedades cardiovasculares, nunca jamás significa que previene el 100 % ni tampoco que protege al 100 %.
Por tanto, solo el hecho de afirmar que con un estilo de vida y un tipo de alimentación estaremos exentos de enfermar o evitaremos ciertas enfermedades es ya algo demasiado pretencioso y erróneo, que en todo caso beneficia económicamente a quien hace afirmaciones tan extraordinarias e infundadas, pues suele convertirse en un "gurú de la salud". Digo económicamente porque esos "gurús de la salud" están sometidos a la misma incertidumbre vital que el resto de congéneres, pero se enriquecen de las personas que creen y confían en ellos. Si analizas su trayectoria vital verás que viven lo mismo que el resto (no son ni más ni menos longevos que la media de la población, negando así los hechos sus pretenciosas afirmaciones especuladas) y por descontado también enferman y mueren enfermos como el resto.
Pero la mayoría de esos "gurús de la salud" son mucho más atrevidos que el hecho de saber detenerse a tiempo y tener prudencia en sus afirmaciones, pues les condiciona el peor factor cognitivo añadido: creerse poseedores de una "verdad absoluta" e incuestionable sobre la alimentación y la salud, cuya afirmación principal es que nos podemos curar de todo (o casi todo) gracias a seguir una dieta específica, casi siempre inventada por ellos mismos o por otro "gurú" anterior muy similar. De ahí que su atrevimiento rebase cualquier "línea roja" de peligro, sembrando falsas esperanzas en todas las desesperadas personas que han enfermado y están viviendo un infierno personal, buscando acogerse a lo que sea con tal de recuperar la salud perdida.
Entre ellos, uno de los más descabellados e irracionales es el personaje español Diego Conesa Guerrero. Nacido alrededor de la comunidad autónoma de Murcia, España, aproximadamente en 1974 y residente en La Aljorra, Cartagena. Se trata de un agricultor hortofrutícola ecológico desde 2001 y que lidera la empresa Cultivos Ecológicos Azoe. A principios del pasado año 2024 se hizo popular por una "tractorada" ilegal liderando la Plataforma 6F de agricultores murcianos.
Hasta ahí todo más o menos normal, sin mayor interés. Pero aparte de su faceta profesional tiene otra dedicación personal muy polémica como "gurú de la salud", a la sombra de uno de los peores métodos derivados del naturismo: el Sistema Curativo por Dieta Amucosa, abreviado como SCDA. Su actividad internáutica en este aspecto se encuentra en un canal de YouTube que creó el 27 de octubre de 2014, pero que está abandonado prácticamente desde 2018. Se llama EVA Ediciones Verdad Absoluta. No es un canal muy relevante ni demasiado influyente, pero sí tiene casi 5.000 suscriptores y medio millón de visualizaciones en total (unas 47.000 el vídeo más popular) con apenas un contenido de 33 vídeos. Pero desde ahí ejerce, con contundencia pseudocientífica y muy descabellada, de lo que Julio Basulto llama con razón "cuñadietista". Y se trata de uno de los peores y más peligrosos por sus afirmaciones gratuitas y sin ningún fundamento.
Diego Conesa sigue preservando esa esencia tan peculiar que solo encarnan a la perfección los líderes sectarios y genuinos fundamentalistas religiosos; la esencia de creer que tiene la "verdad absoluta" de su lado y sin medias tintas. Elocuente es la fracasada e irrelevante editorial que fundó para publicar sus propios libros, titulada E.V.A. ¿Adivinas el significado del acrónimo? Ya lo sabes por la seña de identidad que transmite su extinto canal de YouTube: Ediciones Verdad Absoluta.
Por si quedaba alguna duda sobre la improbable humildad o modestia de Diego Conesa, todo su proceder es del mismo calibre. Fundó la Orden Prístina para la Perfección Paradisíaca, cual movimiento obviamente sectario, donde empezó a "divulgar", desde hace unos doce años, sus creencias dietéticas "amucosas".
La idea de "dieta amucosa" y la creación de un método basado en esa idea para, hipotéticamente, tratar y "curar" todas las enfermedades, fue del naturópata alemán Arnold Ehret, nacido en Friburgo de Brisgovia, Baden-Württemberg, Alemania, el 29 de julio de 1866 y fallecido en Los Ángeles, California, Estados Unidos, el 10 de octubre de 1922, debido a un traumatismo craneoencefálico que se produjo, al parecer, cuando cayó al suelo mientras caminaba.
Ehret solo fue otro pseudocientífico más de tantos, proveniente del naturismo en su apogeo, que se inventó una serie de creencias especuladas por su propia imaginación pero infundadas de cabo a rabo. Entre esas especulaciones negó la importancia de los microorganismos patógenos en las enfermedades infecciosas y afirmó algo de lo más extravagante, pero adecuado para encajar sus especulaciones hipotéticas como sesgo de confirmación: los glóbulos blancos no son células inmunitarias sino material de desecho que se forma al ingerir lo que él catalogaba como "alimentos mucosos", por tanto, lejos de protegernos, a su juicio, "envenenaban" la sangre.
Según su opinión (muy en consonancia con las creencias naturistas de la época, finales del siglo XIX y principios del XX) las enfermedades eran consecuencia de una obstrucción del tubo digestivo, debido a un exceso de mucosidad que era provocada por una dieta inadecuada, basada en alimentos que, según su parecer, eran generadores de ese hipotético "moco". Por descontado que esa afirmación es una especulación equivalente a cualquier otra especulación que nos queramos inventar, pues no tiene ningún sentido más allá de una afirmación cualquiera sin más.
En realidad el moco es una sustancia biológica viscosa y adherente, producida por las células caliciformes del epitelio cilíndrico que cubre la superficie de los órganos expuestos al ambiente externo. Se trata de un método biológico de autoprotección que se produce en diversos tractos: ocular, ótico, nasal, laríngeo, respiratorio y digestivo. Está compuesto por una mezcla de glicoproteínas y proteoglicanos, con altas concentraciones de anticuerpos y cuyas funciones son básicamente protectoras. Por tanto la producción de moco es una función biológica y fisiológica principal, que no tiene relación directa con la dieta y se producirá igual tanto si comemos según una dieta "amucosa" o una dieta "mucosa" (siguiendo los términos ehretianos), no importa.
Afirmar que la mucosidad es provocada por una dieta incorrecta, cuya consecuencia es generar moco que obstruye el aparato digestivo e "intoxica" el resto del organismo, provocando todo tipo de enfermedades, es, cuando menos, una especulación sin fundamento, así como una estrafalaria afirmación con peligrosas consecuencias, pues nos llevará a tomar decisiones erróneas que pueden hacer peligrar nuestra integridad e incluso la vida en ciertas circunstancias.
Aunque la formación académica adecuada (dietética, nutrición, endocrinología, biología, virología, epidemiología, medicina, genética, anatomía o fisiología) no es requisito suficiente para evitar afirmaciones descabelladas y sin fundamento en las cuestiones de la alimentación y la salud, al menos sí es imprescindible para no hacer afirmaciones tan descabelladas e ignorantes como las que hizo Ehret. ¿Qué formación profesional y académica tenía el naturópata alemán? En 1887 se graduó como profesor de dibujo en la Universidad de Baden. Ejerció esa profesión durante quince años, dando clases en una escuela técnica de Frankfurt. Hacia la década de 1890 sufrió una afección cardíaca y se interesó por el naturismo, visitando un sanatorio en Bad Wörishofen, que se fundamentaba en la "cura Kneipp", inventada por el sacerdote católico alemán y pionero de la hidroterapia Sebastian Kneipp (1821-1897). A partir de entonces se volvió un asiduo practicante del ayuno y una dieta frugívora, compuesta principalmente por frutas. Fundó un sanatorio en Suiza para tratar a la gente enferma con su método dietético, al que llamó Sistema Curativo por Dieta Amucosa. Desarrolló las especulaciones "amucosas" en varios libros, el principal de los cuales es un breve tratado que se titula exactamente igual que su método dietético y donde explica (con una evidente falta de conocimientos y formación) el presunto funcionamiento de ese método.
Entre las gratuitas afirmaciones (como argumentos ad verecundiam o falacias de autoridad) sin fundamento, evidencia ni prueba alguna que hizo, destacan varias (aunque no son las únicas): negar la teoría germinal de las enfermedades infecciosas (también conocida como teoría microbiana de la enfermedad); negar que los glóbulos blancos son parte del sistema inmunitario y ayudan a combatir infecciones así como otras enfermedades, ofreciendo como explicación "alternativa" imaginaria una de sus extravagantes especulaciones "mucosas"; afirmar que todas (y cuando digo todas me refiero a exacta y literalmente todas) las enfermedades son provocadas por un exceso de "mucosidad" generada por una serie de alimentos catalogados por él como "mucosos" que, según su parecer, obturan y obstruyen el aparato digestivo, "intoxicando" con el "moco" derivado todo el organismo y "activando", por tanto, simultáneamente, cualquier patología (explicando que el tipo de patología dependerá de la cantidad de "moco" acumulado en el tejido que enferma); o la apoteosis final: que solo podemos asimilar a nivel digestivo azúcares simples, por tanto las proteínas y las grasas son expulsadas sin digerir y son los dos macronutrientes (junto con los carbohidratos en forma de almidones o féculas) encargados de provocar la generación excesiva de "moco", como producto "tóxico" de desecho interno. Según esa excéntrica idea ehretiana, no solo somos incapaces de procesar y digerir la carne, el pescado, los huevos o los lácteos, sino tampoco los cereales, las patatas, las legumbres o los frutos secos. Por tanto, solo nos queda alimentarnos de frutas y verduras (frugivorismo).
Desde el estudio de las disciplinas académicas vigentes y los conocimientos científicos que hemos desarrollado durante los últimos dos siglos de investigación en anatomía, fisiología, patología o dietética y nutrición humana, evidentemente las negaciones y afirmaciones de Arnold Ehret no tienen ningún sentido y están rotundamente equivocadas más allá de una simple especulación subjetiva bastante descabellada. Pero desde la interpretación primero higienista y luego naturista de los siglos XIX y XX, aunque innovadoras, originales y disruptivas, no tenían nada de descabellado, sino todo lo contrario. El problema reside en intentar seguir acogiéndonos a esas especulaciones al concluir el primer cuarto del siglo XXI. Y precisamente este es el caso del murciano Diego Conesa Guerrero que, aunque entre sus muchas pretensiones pseudomesiánicas (como creerse "la máxima autoridad en nutrición" o "el ungido"), está la de haber inventado la "dieta amucosa", en realidad solo es uno de los muchos seguidores que Ehret tiene en la actualidad a lo largo del mundo. Tal vez el más popular e influyente que jamás haya tenido el naturópata alemán te suena de algo: Steve Jobs.
Como ya conté en otro artículo anterior (y he repetido al principio de este), una de las ideas más populares pero peligrosas es la de creer que, de la misma forma que una dieta malsana puede enfermarnos con mucha probabilidad, una corrección dietética basada en especulaciones infundadas es capaz de sanarnos como si fuera mejor que una intervención farmacológica o quirúrgica. Sin duda que esta creencia es peligrosísima, especialmente cuando sufrimos enfermedades graves pero que podrían tener buen pronóstico si las tratamos a tiempo. El caso citado hasta la saciedad de Steve Jobs, debido a su elocuencia en este aspecto, es muy esclarecedor.
Steven Paul Jobs nació el 24 de febrero de 1955 en San Francisco, California, Estados Unidos y falleció el 5 de octubre de 2011 en Palo Alto, California, Estados Unidos, debido a un cáncer de páncreas. Fue un visionario empresario estadounidense, más conocido por ser el cofundador y director ejecutivo de la mítica empresa tecnológica Apple Inc., así como el mayor accionista individual de The Walt Disney Company. Desde bien joven se interesó por la contracultura hippy y empezó a implementar una dieta vegetariana estricta derivada de su lectura e interés por los libros de Arnold Ehret y el SCDA. De ahí que su aspiración en la vida fuera ser frugívoro, siguiendo una alimentación compuesta exclusivamente por frutas. En una exploración médica rutinaria por otros motivos, en octubre de 2003, se le diagnosticó un raro cáncer de páncreas (carcinoma de los islotes pancreáticos) con muy buen pronóstico oncológico. El cáncer de páncreas es de los que peor pronóstico tiene casi siempre (el 95 % de los pacientes con este agresivo tipo de cáncer sufre adenocarcinoma), pero el suyo, casualmente, no. Durante nueve meses, Jobs decidió no seguir el tratamiento oncológico necesario (retirada quirúrgica de los tumores neuroendocrinos) debido a sus creencias dietéticas y pseudocientíficas equivocadas. Según los oncólogos especialistas en este tipo de cáncer, si Jobs se hubiera sometido a la intervención quirúrgica, probablemente hubiera sobrevivido sin efectos secundarios. Cuando quiso hacer caso a sus médicos y oncólogos, ya era tarde. Llegó a necesitar un trasplante de hígado en abril de 2009. Finalmente tuvo que renunciar a su cargo como director ejecutivo de Apple el 24 de agosto de 2011 y falleció el 5 de octubre del mismo año debido a un paro cardiorrespiratorio derivado de las metástasis del cáncer neuroendocrino de páncreas que sufría. Su caso no solo es paradigmático por este acontecimiento tan elocuente, sino porque una persona vegetariana estricta que se alimente principalmente de frutas y verduras (como era el caso de Jobs), sin consumir alimentos de origen animal, no está exenta de enfermar de cáncer de páncreas con 48 años de edad. O de cualquier otra enfermedad (aunque las probabilidades sean menores). Una dieta 100 % saludable no es garantía de obtener un 100 % de salud indefinidamente.
Herbert McGolfin Shelton nació el 6 de octubre de 1895 en Wylie, Texas, Estados Unidos y falleció el 1 de enero de 1985 a la provecta edad de 89 años. Fue un conocido y popular naturópata estadounidense referencial, adherido a la escuela de higiene natural y autodenominado "renovador del higienismo" o lo que es lo mismo: el naturismo estadounidense. Defensor acérrimo de todos los lugares comunes de estas filosofías de vida, así como pseudoterapias y pseudomedicinas asociadas, fue un activista del frugivorismo, el crudiveganismo y los ayunos. Tuvo varios problemas legales a lo largo de su vida por el ejercicio de la medicina sin titulación académica ni licencia, siendo juzgado por negligencia. En 1972, a los 77 años de edad, Shelton quedó postrado en la cama debido a una enfermedad neuromuscular degenerativa. A pesar de sus intentos por mejorar su estado de salud con sus propios métodos, fue incapaz de volver a andar, hablar con normalidad o escribir. Falleció trece años después a consecuencia de esa enfermedad sin haberse recuperado jamás. Pregunto: ¿Podría haber sido por no tomar el pertinente suplemento de vitamina B-12 que toda persona que no ingiere carne debe tomar, sí o sí, a diario?
¿Conoces a Bob Marley? Robert Nesta Marley nació el 6 de febrero de 1945 en Nine Mile, Saint Ann, Middlesex, Jamaica y falleció el 11 de mayo de 1981 en Miami, Florida, Estados Unidos, debido a un melanoma lentiginoso acral (MLA). Fue un conocido, popular y referencial músico jamaicano de reggae, cantante, guitarrista y compositor, además de activista que dio a conocer el movimiento rastafari (movimiento espiritual afrocéntrico nacido a principios del siglo XX y que combina el panafricanismo con el hinduismo, el judaísmo, el cristianismo y ciertas tradiciones africanas) al que pertenecía. El MLA es un tipo de melanoma (cáncer de piel) muy agresivo y con mal pronóstico. Tras el diagnóstico de la enfermedad en el dedo de un pie, Marley decidió seguir con las actuaciones programadas y rechazó la extirpación del cáncer y ponerse en tratamiento oncológico, por motivos religiosos. En mayo de 1980 su salud empeoró considerablemente (tenía metástasis por todo el cuerpo, principalmente los pulmones y el cerebro). La gira en la que se encontraba actuando por Estados Unidos fue cancelada y decidió tratarse en una clínica alemana del controvertido doctor Josef Maria Issels (1907-1998), promotor de un pseudotratamiento fraudulento del cáncer, llamado "tratamiento Issels" (basado en quitarse los empastes dentales metálicos o amalgamas, seguir una dieta restrictiva estricta, eliminar el consumo de alcohol, café o te y tomar grandes cantidades de suplementos ortomoleculares de nutrientes sintéticos, entre otros procedimientos sin evidencia científica de tipo alguno). En abril de 1981 y tras ocho meses de pseudotratamiento, tomó un avión de regreso a Jamaica desde Alemania, pero sus funciones vitales empezaron a fallar en pleno vuelo. El avión tuvo que aterrizar en Estados Unidos y fue tratado de urgencia en el Cedars of Lebanon Hospital de Miami, donde falleció a los 36 años de edad.
Si un reduccionismo tan simplista como el inventado especulativamente por Arnold Ehret (y expuesto en un libro de poco más de 100 páginas) fuera verdad, sería la mayor revolución en el conocimiento humano de la alimentación, la salud y la causa (así como curación) de todas las enfermedades. El problema es que no lo es, pues parece ser que la vida se resiste a explicaciones tan sencillas y sin fundamento. No; los seres humanos, al menos todavía, somos incapaces de entender los mecanismos de la salud y las enfermedades (mucho menos de tener la cura para todas las enfermedades), aunque sí empezamos a saber algo sobre alimentación, con evidencias contundentes. Pero de ahí a querer englobarlo o explicarlo todo hay un abismo de diferencia.
Aunque luego, en la verdadera práctica cotidiana... ¿Qué hacen y/o implementan en sus propias vidas estos personajes? Como en todo, hay casos de todo tipo. Lo que está claro es que nadie puede seguir a rajatabla una dieta "amucosa" frugívora sin experimentar todo tipo de carencias nutricionales. En nombre de la salud estamos ante una muy insaludable perspectiva que será un seguro garantizado hacia la enfermedad carencial debilitante (igual que pasará si ayunamos el suficiente tiempo) a medio plazo (no digamos ya a largo plazo). Deberíamos ver a cada personaje en su día a día para evidenciar lo que come de verdad en su mayor intimidad.
En el caso de fanáticos fundamentalistas como Arnold Ehret o Douglas N. Graham, suelen llevar sus propias creencias hasta el último límite y bien podría ser un estado carencial a nivel nutricional la causa de su caída sin aparente motivo y una muerte accidental a los 56 años de edad (aunque no pocos de sus seguidores se han decantado por la decimonónica interpretación conspiranoide: fue asesinado para silenciarle). En el caso de seguidores más o menos razonables de estas ideas y otras parecidas, como sucedió con Yovana Mendoza Ayres, tuvo que abandonar su crudiveganismo de tendencia frugívora cuando empezó a experimentar problemas carenciales, a nivel nutricional, de salud, atribuyéndoselos luego al vegetarianismo en sí y pasando al otro extremo del mismo error, volviéndose crudívora pero de carne y vísceras de animales, cuando le diagnosticaron SIBO (lo cual no tiene ningún sentido, pues no hay evidencia de que el SIBO se produzca por seguir una dieta vegetariana, ni mucho menos que se cure comiendo carne y vísceras crudas de animales).
¿Y Diego Conesa? Bueno, Diego Conesa sería, en este caso, el más "razonable" si nos atenemos a los hechos, más allá de sus creencias e infundadas afirmaciones, pues con unas variaciones explicativas u otras a nivel ideológico, al final se alimenta de manera ovolactovegetariana (o al menos ovovegetariana), siguiendo, a grandes rasgos, la siguiente racionalización: aunque solo asimilamos azúcares simples, que son los únicos nutrientes saludables para no enfermar, no obstante estamos tan "intoxicados" generación tras generación (especialmente desde el neolítico, cuando empezó la agricultura y la ganadería, comiendo cereales de base, lo cual, a su juicio, es el origen de la "intoxicación postparadisíaca", pues Conesa sigue la mitología bíblica veterotestamentaria como creencia personal) que no podemos sostener una verdadera dieta frugívora si primero no nos "desintoxicamos" del todo, lo cual entonces indica que el frugivorismo solo es una quimera para un hipotético futuro que nunca llegará, quedándose como una simple creencia especulativa, excepto para los más fanáticos que quieren seguir la creencia al pie de la letra. ¿Y qué debemos hacer para "desintoxicarnos" presuntamente? Conesa habla de dar "acelerones" (que "desintoxiquen" el organismo, o lo que es lo mismo, comer a base de frutas y verduras, junto con la implementación de ayunos) donde se intercalen en combinación "frenazos" (o lo que es lo mismo, consumir productos que "frenen" la hipotética "desintoxicación", entre los cuales, por un arbitrario "misterio" [simplemente es lo que aconsejaba Ehret], elige la mayonesa). Ideas subjetivas y demasiado especulativas que, como casi todo lo afirmado por este peculiar personaje, solo tienen sentido desde una perspectiva "cuñadietista" a evitar por nuestro bien.


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